sábado, 30 de octubre de 2010

cuerpo y trazo danzando

Mientras preparaba el estreno de Espejos Dialogantes, en marzo de 2007, mi querido amigo y artista José Castelao nos visitaba en los ensayos. Sin percatarnos demasiado de su presencia, su lápiz seguía sigilosamente nuestros movimientos; cada acción de nuestra danza era danzada por su trazo, y nuestro espacio se hacía más extenso en la blancura de su hoja. 

A pesar de las tensiones que siempre entrañan un estreno, su apacible presencia y su mirada agudísima nos regalaban la quietud de su sabia atención: el movimiento estaba todo allí, insólitamente moviéndose, sorprendiéndonos en cada línea guiada por su mano, en un continuum desde nuestros pasos hasta sus delicados signos.
Poco después le escribí el pequeño poema que también les comparto ahora. Con este breve texto tuve el gran placer de acompañar su exposición en  la Galería de la UAM, en el Centro Histórico de la ciudad de México. Unos meses más tarde y gracias a él fue publicado en la Revista Casa del Tiempo de la UAM (núm.28), y fui yo entonces quien acompañaba sus dibujos.

Es una extraordinaria experiencia que una obra creativa nutra a otra y esta a otra y a otra. Y pienso en el agua y en la onda, en la gota de agua y en el río.

Comparto con ustedes algunos de sus dibujos, y dejo registro de la bella experiencia de andar  en acompañamiento en estas labores de hacer danza. Gracias José.

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